David es un joven de 26 años, originario de una comunidad rural, cuya conexión con la tierra comenzó desde niño. La imagen de su abuelo sembrando con dedicación quedó grabada en su memoria. Aunque él no tenía formación técnica, experimentaba con cultivos y buscaba siempre mejorar. Esa forma humilde pero decidida de trabajar la tierra fue lo que inspiró a David a seguir el mismo camino.
Antes de conocer a FUNDAP ya se dedicaba al cultivo de hortalizas y al cuidado de animales. Sin embargo, sus prácticas se basaban en el uso de productos químicos que, con el tiempo, comprendió que dañaban el medio ambiente. Fue entonces cuando conoció a FUNDAP y decidió integrarse en uno de sus programas de formación agrícola.
A partir de esa experiencia su manera de cultivar cambió por completo. Aprendió a elaborar abonos, plaguicidas y fungicidas orgánicos; conoció técnicas de manejo de semilleros, podas, acodos y, sobre todo, entendió que era posible mejorar su producción sin dañar el medio ambiente.
Gracias al acompañamiento técnico y a los conocimientos adquiridos, David dejó atrás el uso excesivo de químicos. Hoy cultiva de forma más consciente y sostenible, y los resultados se notan: la biodiversidad ha regresado a su entorno. “Antes no se veían abejas, ahora vuelan por todos lados”, cuenta con alegría.
Su parcela se ha convertido en un espacio productivo y diverso. Cultiva chile jalapeño, chiltepe, café y árboles frutales, y junto a su familia ha desarrollado un vivero de plantas medicinales y ornamentales.
El cambio más significativo ocurrió en 2023, cuando decidió involucrarse plenamente en las prácticas forestales y ambientales. Comenzó a trabajar con semilleros de árboles maderables y plantas medicinales, consciente de que estas acciones no solo fortalecen su producción, sino que también generan un impacto positivo en toda su comunidad.
Desde entonces ha logrado distribuir cerca de mil plantas de diferentes árboles, contribuyendo activamente a los esfuerzos de reforestación en Guatemala. Este aporte, que nació como una evolución natural de su crecimiento como agricultor, hoy representa para él una fuente de orgullo y compromiso. “Me siento contento porque somos responsables de la forestación aquí en Guatemala”, afirma.
La formación recibida también le ha permitido generar empleo y mejorar sus ingresos. Aunque enfrentó desafíos, como aprender a proteger su salud durante el trabajo o encontrar canales para vender sus productos, David ha sabido adaptarse y salir adelante. Actualmente estudia Agronomía y tiene una meta clara: consolidar su espacio como una empresa sostenible que no solo produzca alimentos sanos, sino que también genere empleo y cuide el medio ambiente.
Para David, FUNDAP no ha sido solo un apoyo técnico, sino una oportunidad de transformación personal y comunitaria. Como él mismo lo expresa: “FUNDAP ha sido una gran oportunidad para crecer.”

