Una arepa para todos
Erika originaria de Caracas Venezuela, estudió para ser profesora de educación física y posteriormente, creó un negocio de instalación, reparación y mantenimiento de aire acondicionado en la capital venezolana junto con su esposo, hasta que se vieron forzados a salir de su país natal. La Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas estima que actualmente, hay más de seis millones de venezolanos que han tenido que salir de su país por la crisis política y económica.
Erika llegó a la ciudad de Guatemala como refugiada en el año 2015, una vez que su esposo y su hijo menor también llegaron al país, junto con ella decidieron iniciar un emprendimiento de arepas, ambos pensaron que sus ahorros iban a ser suficientes para cubrir sus gastos y la colegiatura de su hijo, pero después de tres años, agotaron sus fondos y se vieron en necesidad de reconsiderar su estilo de vida.
Un sueño hecho realidad
Junto con su hijo, tuvo la idea de abrir un restaurante de comida venezolana. Aunque ninguno de los dos tenía experiencia en la industria restaurantera, después de varios días consideraron abrir un restaurante, decidieron arriesgarse. En mayo del 2019, nació la Arepera Capriccio con tres mesas y pocos utensilios. Inicialmente no tuvieron muchos clientes, tres meses después de iniciar con su negocio obtuvieron información de Fundap y Erika no dudo en participar en el programa.
Después de haber participado en giras y aprender de estrategias implementadas en otros negocios similares, decidieron cambiar totalmente la imagen del restaurante para realmente comunicar la identidad venezolana, misma que les permitió tener un incremento de ventas de más del 100% durante el primer año de participar en el programa.
«El deseo de éxito debe ser mayor que el miedo al fracaso»
Hoy, la Arepera Capriccio ofrece una combinación de comida tradicional venezolana con platos chapines.
Actualmente, tiene cinco empleados y un local totalmente remodelado. Erika está próxima a completar el tercer grado del programa MBA, ella tiene varias metas profesionales en mente, entre las que destacan la apertura de una arepera “express” en otro departamento y la apertura de quioscos en centros comerciales, los cuales serán una oportunidad de empleo a más personas.
Metas
Erika afirma que “nunca es tarde para empezar de nuevo”.
Su historia habla por sí misma; ha empezado de cero tantas veces, que la reinvención se ha vuelto su segunda naturaleza. Tanto, que este año espera que le otorguen su nacionalidad de Guatemala, país que se ha convertido en su patria adoptiva.