ASOCIACIÓN DE ARTESANOS, ADISA
Superación
Constituida en 2014, los miembros que la conforman padecen limitaciones físicas y/o mentales, a consecuencia de la falta de atención y tratamiento oportuno de enfermedades que provoca la parálisis física. Estas deficiencias las sufrieron en la etapa más vulnerable de sus vidas, porque además no existían instituciones especializadas para atender ese tipo de enfermedades.
A pesar de sus condiciones, ellos directamente se encargan de la producción (productos artesanales manufacturados o artesanales a base de materiales reciclados) y la administración de la propia asociación. La actividad productiva que desarrollan consiste en dar vida a las revistas y papel de periódico que, para unos ya ha cumplido su función, pero que ellos reciclan para elaborar artículos de bisutería como aretes collares y pulseras, amén de otros productos como contenedores, posa vasos y otros. Si tenemos que elegir un material que utilizan mucho, ese es el papel craft.
ADISA tuvo su origen en la necesidad de brindar una oportunidad, un lugar, un ambiente, una esperanza para las personas que por su condición son rechazados por una sociedad tan excluyente, porque algunos hasta fueron marginados por sus propias familias. Un ejemplo de ello es Antonio, un ser maravilloso lleno de vida y de ideas que pasó 30 años de su vida encerrado por decisión de su familia, a causa de los prejuicios sociales. En la actualidad Antonio acude todos los días en su silla de ruedas a la sede de la asociación para elaborar productos de bisutería con papel reciclado y, cuando es necesario, también se encarga con diligencia de atender a las personas que visitan la tienda. Adicional a su jornada ordinaria, los martes y jueves se dirige al parque de Santiago Atitlán para dedicarse al comercio ambulante en su misma silla de ruedas.
“Sumar fuerzas nos ayuda a crecer como personas
y eso es lo que nos sucedió con ADISA”
Sobra decir que esta asociación de artesanos es un sol en la vida de estas personas, ya que el trabajo realizado les genera sus propios ingresos y contribuye mucho a su sostenimiento. No obstante, para mantener una buena dinámica en la producción, ADISA tiene la necesidad de comercializar sus productos y por ello tiene una tienda instalada en su propia sede, ubicada en el Barrio Tzanchicha, y otra en el muelle de Santiago Atitlán. Además también exhiben sus productos en una tienda ubicada en Panahachel, administrada en forma mancomunada con otras organizaciones. La asociación no ha integrado nuevos asociados porque esto le supondría tener que generar mayores oportunidades de trabajo a los nuevos miembros y, consecuentemente, obtener un mayor volumen de ventas mensuales.
Valorando el esfuerzo y comprobando el espíritu emprendedor que hay en todos ellos, en la fundación se ha seguido muy de cerca su trabajo por la relación con los jóvenes líderes de FUNDAP. Sumar fuerzas nos ayuda a crecer como personas y eso es lo que nos sucedió con ADISA, un caso excepcional de superación, valores, trabajo y tolerancia, una muestra más de cómo ayudándonos mutuamente podemos cambiar las cosas y aspirar al desarrollo con dignidad que tanto ansiamos lograr.