Doña Lucía Vásquez sobrevive en su lucha cotidiana como puede, igual que muchas mujeres del sur occidente de Guatemala. A pesar del esfuerzo y de realizar extenuantes jornadas de trabajo en su hogar, ella y su esposo no cuentan con los recursos necesarios para satisfacer las necesidades de su familia. Hace dos años tuvo a su cuarto hijo, Diego Asher, quien a sus 2 años y 6 meses se ha enfrentado a grandes desafíos debido a las convulsiones crónicas producidas por su epilepsia.
Pese a que Lucía se encontraba nuevamente embarazada, ahora de gemelos, y dio a luz con éxito, la voluntaria de salud Miriam Mérida les ayudó a ingresar al programa de Recuperación nutricional. Gracias al suplemento alimenticio y el chequeo médico, Diego ha ganado peso, talla y nivelado sus estándares, además de mejorar muchísimo su capacidad motora.
Pero es que ella es una madre espectacular, porque ha cambiado aspectos fundamentales de su hogar como la higiene y el tratamiento de agua. La clave del cambio es “dedicación, esfuerzo y mucho amor”, pues se levanta cada día para garantizar que sus 6 hijos coman adecuadamente. Sin duda, una madre de las que dejan huella.
