Carta del Presidente

CARTA DEL PRESIDENTE

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CARTA DEL PRESIDENTE

POR: FRANCISCO ROBERTO GUTIÉRREZ MARTÍNEZ, ABRIL 2019

La emigración no es una opción

Emigrar ha sido la opción que cerca de dos millones de guatemaltecos han encontrado para procurarse mejores ingresos económicos, aunque no mejor calidad de vida, pues emigrando han sacrificado aspectos centrales de la vida humana como el convivir en familia, dentro de su propia cultura, sus amistades y su medio ambiente. Es por tanto un sacrificio, debido a que la vida que hacen en la diáspora está llena de incomodidades al vivir –generalmente- hacinados en peligrosos tugurios, y con el riesgo de ser capturados por la policía migratoria y expulsados del país “anfitrión”. Es pues, un enorme padecimiento humano que no representa un mejor nivel de vida, ni para los emigrados, ni para los que reciben esos fondos, por lo que se explica adelante.

Normalmente se aduce que el aporte que las remesas hacen a la economía nacional es fundamental; y es cierto, pues los casi once millardos de dólares que envían anualmente son equivalentes a la totalidad de las exportaciones guatemaltecas. Con esas remesas se ha logrado equilibrar la balanza de pagos del Estado, pues las importaciones representan un monto de veintidós millardos de dólares, de manera que esa cantidad se equipara a la suma de las exportaciones y las remesas (once millones cada una, como dicho antes).

Una realidad de los recursos que ingresan por razón de las remesas es que éstas se gastan, en más de la mitad, en telefonía y chucherías, una buena parte en construcción (viviendas muy mal diseñadas), otra parte en salud y muy poco en educación y actividades productivas, que son, a fin de cuentas, las que permitirían una mejoría real en el futuro económico de las familias recipiendarias. Los esfuerzos –pocos, mal diseñados y peor ejecutados- hechos hasta la fecha para lograr una mejor inversión de las remesas no han sido fructíferos.

En síntesis, el país ha dependido por décadas de las remesas para su estabilidad macroeconómica, pero esa dependencia es muy precaria, ya que los emigrados pueden ser expulsados por cambios en la política, en este caso de los Estados Unidos de América. Además, también puede ser dañina a las familias por la ausencia del pater familias en muchos de los hogares.

Ante el drama humano de la emigración, la Fundación para el Desarrollo Integral de Programas Socio-Económicos, FUNDAP, prepara a jóvenes en oficios técnicos y estrategias de inserción laboral o autoempleos, mediante el apoyo en la conformación de empresas sostenibles. Esto lo hace en sus cuatro centros técnicos ubicados en Quetzaltenango, San Marcos, Suchitepéquez y Quiché y en catorce centros móviles. En estos centros técnicos se imparte capacitación en Área de Servicios (mecánica, electricidad, peluquería y otras profesiones), Área de Alimentos o Área de Textiles (bordado, corte y confección, alta costura). Se ofrece también formación como Auxiliares de Enfermería mediante el Programa de Salud. Además de ello se suman los programas Artesanal y Agropecuario.

Lo destacable de la acción de FUNDAP es que los jóvenes que participan en las capacitaciones reciben, además, formación integral.

Como resultado, la inserción laboral de los egresados de los centros técnicos de FUNDAP es muy alta, tanto en empresas existentes como en nuevas que ellos mismos organizan, para lo cual reciben el apoyo de la entidad que les provee de respaldo para su organización, el que va desde préstamo de equipo hasta asesoría legal y formal.

En las páginas siguientes usted podrá encontrar los resultados de nuestro trabajo, los cuales le permitirán formarse una idea de cómo estas acciones tienen un efecto positivo en la mitigación de la migración de nuestros connacionales, que lo único que necesitan son “oportunidades”.

Francisco Roberto Gutiérrez Martínez.